Josep Xavier Lorenzo Falgàs [Xipi]
Desde que tengo memoria he sido un niño con sobrepeso. Nunca me he alimentado de comida basura, pero sí de cantidades ingentes de los sabrosos y sofritos platos de mi abuela.
La infancia con sobrepeso fue dura… los niños son crueles y las pruebas de velocidad y resistencia de educación física del cole también. Era curioso ver unas notas con todo sobresalientes y un suficiente raspado en gimnasia otorgado por la pena del profesor…
En la adolescencia el sobrepeso se convirtió en obesidad y esto sumado al cóctel de las buenas notas y una personalidad bastante retraída nos llevó el bulling… atribuyo indirectamente a mi obesidad una gran parte de culpa de mi falta de amigos en esa época, ya que me hacía sentir muy inferior al resto… por no hablar de mi relación con el sexo opuesto… que tardó bastante en existir ya que por desgracia a esas edades el físico prima por encima de todo.
Siempre había hecho mucho deporte, pero mi nivel de esfuerzo, no os voy a engañar, dejaba bastante que desear… ya fuese baloncesto, judo, boxeo… nunca lo había visto como un disfrute si no como un camino para alcanzar una mejor salud y por ello tampoco nunca lo llevé de la mano de una buena alimentación.
Llegó el punto en el que mi preocupación por mi aspecto físico incrementó (me gustaría decir que por mi salud, pero sería mentir) quería ser como la mayoría: tener amigos, besar a chicas… lo típico de la edad. De la mano de mi plusmarca personal en la báscula (120 Kg) caí en las garras de dietas de sustitutivos cuyos nombres no quiero pronunciar… perdí mucho peso pero estuve lejos de conseguir un físico atlético y/o saludable. Eso sí, mejoró algo mi autoestima y empecé a hacer amigos y llevar una vida más socialmente coherente a mi edad. Os cuento esto solo para que os deis cuenta de como influye el aspecto físico en la mente de un adolescente…
Llegó el día en que empecé mi carrera de ingeniería y tuve que abandonar los otros deportes debido al mal horario de las clases así que decidí apuntarme al gym “pa’ tener abs”. Estaba obsesionado por adelgazar y pasaba horas muertas en las máquinas de cardio sin oler siquiera el hierro. De nuevo las risas, todo el mundo se reía del gordo medio ahogado en la cinta de correr. Hasta que un día hubo una persona (a la que nunca me cansaré de dar gracias) que me dijo: “tu ni pu*o caso, van a flipar con tu cambio. Vente conmigo a entrenar”. Desde entonces considero a esa persona uno de mis mejores amigos del mundo y fue gracias a él que toqué por primera vez una barra.
Pasó el tiempo y el mundo del hierro me molaba, tanto los entrenamientos como los cambios en mi cuerpo. Le pedí al monitor del gym una dieta y una rutina para ponerme “bien mamado” e hizo gala de su gran habilidad para el copy-paste … como soy un tío curioso me dediqué a preguntarle el porqué de las cosas que me hacía comer o los ejercicios que ejecutar. Al ver que no sabía responderme cambié y ese proceso de no obtener respuestas se repitió varias veces hasta que me cansé de encontrar alguien que saciara mi curiosidad.
Entendí que los cambios en mi físico tardarían tiempo “x” pero que mis conocimientos podían avanzar a mucha más velocidad. Leí, aprendí, me equivoqué muchísimas veces, pero llegué a poder juntarme con gente increíble, de los mejores en cuanto a conocimientos de este país, que me enseñaron muchísimo.
Me volví constante, encontré mi verdadera pasión y se forjó en mí una disciplina y capacidad de lucha que jamás hubiera imaginado despertar. Saqué mi ingeniería a base de esfuerzo y con ella 3 másters más (uno de ellos en nutrición). Creo que nunca nada me ha costado tanto como compaginar estudiar y trabajar. Vivía en modo soldado y sacrifiqué todo, pero estoy tremendamente orgulloso de ello.
En paralelo la gente empezó a fijarse en que tenía conocimientos y que, pese a que mi físico no era un buen escaparate, mi cabeza ardía en deseos de aprender….
Todo esto coincidió en el tiempo con el auge del culturismo natural y en 2018 junto al nacimiento de WNBF Spain saqué a mi primer competidor. De nuevo aparecieron las risas y las burlas porque “¿Cómo te va a preparar este si no está fuerte?”, pero era curioso ver como cada vez me afectaban menos.
Ha habido innumerables momentos en los que he querido tirar la toalla… ya no por las burlas, si no porque gente muy cercana y a la que quiero seguían sin creer en mí.
Mi fama creció, y pese a que no soy muy amigo de las redes sociales, la gente quería formar parte del Team Xipi. Forjamos lazos, nos convertimos en algo más que un equipo. Somos un movimiento, una familia… ¡SOMOS NAKAMA!
HOLA A TODOS, SOY XIPI, UN CHICO AL QUE TODO EL MUNDO SIEMPRE LE HA DICHO QUE NO PODÍA LOGRARLO PERO QUE NUNCA SE HA RENDIDO. AQUÍ TE PRESENTO MI PROYECTO, MI SUEÑO, MI PASIÓN, MI FAMILIA… Y EN ESTA FAMILIA LOGRAMOS JUNTOS NUESTROS OBJETIVOS. ¿TE APUNTAS?